domingo, 28 de octubre de 2012

144 Avenidas neuronales hacia el YO profundo ............. José María Doria.



-¿Qué es la felicidad? -preguntó, inquisitivo, Sigmund Freud a su aventajado discípulo. 
Tal pregunta mantuvo durante diez años en plena reflexión a Carl Jung.
Un día, finalmente, éste entró con entusiasmo en la sala de su viejo maestro, y dijo: 
-Ya lo tengo!! 
-¿Qué tienes?-preguntó, escéptico, Freud frunciendo el entrecejo.
-Felicidad. Ya sé qué es la Felicidad. 
-Y bien, ¿qué es, pues? 
Jung respondió en voz firme: 
-Felicidad es consciencia de evolución. 
Darse cuenta de que uno está creciendo y comprendiendo. Darse cuenta de que el hoy es más amplio que el ayer, aunque a veces no lo parezca. Sentir y saber que el Universo es una formidable expansión, aunque a veces uno sienta que su fluido se estanca. Expansión que produce un júbilo, más allá de los opuestos, porque algo misterioso y chispeante, dispuesto a expresarse desde una nueva claridad, posibilita la renovación constante. ¡Cuantas vidas en una! 
La palabra japonesa Kaisen, que significa " crecimiento continuo e ilimitado", es una manera de nombrar el desarrollo como la forma más noble de satisfacción para aquella refinada sociedad japonesa. A través del Kaisen, se capta el despliegue sostenido de la semilla con vocación de bosque. El despliegue de las gigantes espirales galácticas que derraman novas y supernovas al espacio estelar. El imparable desarrollo del ADN desde el óvulo fecundado. Kaisen también es sentirse en una expansión sostenida de consciencia hacia la Totalidad. 
El crecimiento continuo de la persona en proceso de despertar, no es extraño que posibilite experiencias espirituales que resuenan en los niveles más hondos del Ser. Una vez vividas, la mente trata de poner palabra y explicar tan extraordinario suceso con sabor a Totalidad. Se trata de una vivencia de la que brotarán hologramas de comprensión que están más allá del puro entender y que, a su vez, movilizan emociones sublimes que no pueden tener las máquinas. Un júbilo que, en sí mismo, nos supradimensiona porque sentimos que la luz ha colonizado otra área más de nuestra profunda y oscura sombra. Finalmente, uno llega a la conclusión de que de que cualquier tipo de sufrimiento está señalando alguna forma de ignorancia. 
Los amigos y amantes, a veces se preguntan: "¿Qué sentido tiene que decidamos seguir siendo cómplices en nuestra relación de día a día?" Tal vez, si la Voz contesta: " Porque crecemos y sabemos que crecemos, y al crecer amamos", los amantes avanzan y fluyen. En realidad, una relación de amor consciente es un cohete con vocación de infinitud que se dirige hacia Atman, Totalidad integral. ¿Qué mayor aventura que compartir el impulso secreto hacia lo infinito? 
¿Se puede hablar de placer y gozo ante algo tan etéreo como el darse cuenta del propio crecimiento? Pareciere que la sensación de placer es algo que tiene tan sólo que ver con la dimensión sensorial. Sin embargo, ¿ dónde empieza y dónde termina lo físico? Dicen los neurofisiólogos más vanguardistas: "Todo pensamiento torcido conlleva moléculas torcidas" Algunos llaman a este fenómeno " proceso de somatización". Cuerpo y mente, dos aspectos que forman la unidad psicocorporal. Una cosa es diferenciar y otra separar. Nuestra mente es diferente a nuestro cuerpo, pero ambos son uno. Cuando la mente comprende y se expande, el cuerpo no se queda atrás y entra en revoluciones bioquímicas insólitas. En realidad, el verdadero júbilo está simplemente en la consciencia de SER

"Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad"  Carl Jung

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